Cómo nos ve un español

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¿Quién es José? Un pianista que vino a Praga a hacer una beca y se quedó veinte años. Nació en Valladolid, en la ciudad donde la gente habla el español más puro y más bonito, lo cual lo predeterminó a convertirse en profesor de español aquí en Chequia. Tengo la suerte de que hace varios años que vela no sólo por mi castellano, sino también por mis conocimientos culturales e históricos. A parte de eso tenemos una cosa en común: los dos queremos un país donde no nacimos.

José, feliz en Chequia

¿Cuánto tiempo llevas en Chequia? Llevo desde el año 1999, o sea, veinte años.

Así que viniste con… ¿veinticuatro? No, ventiseis.

Cuando viniste, ¿qué fue lo que te sorprendió? ¿Tuviste un choque cultural o algo por el estilo? Sí, seguro. Lo que pasa es que ahora mismo ya hace tantos años que no recuerdo muy bien. En primer lugar, recuerdo que todo funcionaba de manera muy distinta. Todavía en el 1999 no había cambiado tanto la República Checa y había muchos resquicios de la época del socialismo. Por ejemplo, me llamaba mucho la atención que el servicio de la hostelería era fatal,  era malísimo. Los camareros antipáticos, no te atendían, o te atendían mal.

¿Y la gente en sí? Digo la gente en la calle, o tus amigos. La verdad es que luego con la gente con la que me relacionaba mi primera experiencia fue buena. Vine para estudiar piano y mi profesor era checo. Recuerdo que cuando me presenté a él, hablé en inglés, y me dijo que no hablaba inglés, que sólo hablaba italiano. Pues hablábamos italiano, porque yo sabía algo, y era una persona encantadora. Tenía mucha relación con Italia porque daba cursos ahí. Luego, enseguida empecé a conocer gente, sobre todo jóvenes, estudiantes, y hacíamos intercambio: yo les enseñaba español y ellos me enseñaban checo. En general, la gente era amable y normal. Pero lo que se refería a los servicios, o si querías comprar algo, cualquier cosa, la genta era un poco… no sé.

Después de tantos años, ¿sabemos sorprenderte? Sí, sí, seguro. Me sigue sorprendiendo la televisión checa, que todavía seguís con las películas de „S tebou mě baví svět“ (“Contigo me gusta el mundo”) y todo eso.

Pero a ti te gustan también, ¿no? Sí, yo las he visto una vez y vale, ¿pero todos los años como una tradición? No sé qué pasó en el año 75, no sé qué pasó en la celebración del año nuevo de ese año, que siempre lo da la televisión checa en Nochevieja después de las campanadas, siempre pone el especial del año 75.

Yo ni lo sé. Pues sí, siempre, siempre está ahí.

¿Cuáles son las diferencias importantes entre los checos y los españoles? Sois tremendamente prácticos, hasta límites insospechados. Sois el polo opuesto a los españoles en muchas cosas, pero la que más me llama la atención – y creo que ya te lo comenté – un español si sabe decir cuatro palabras en checo ya dice que habla checo. Un checo es capaz de tener un nivel C1, C2 de español y te dice que no sabe hablar español. Si le preguntas a un checo, ¿sabes esto?, nunca te dice que sí. Nunca. Te va a decir: un poco. O algo así. Mientras que nosotros los españoles es que a un poquito que sepamos, que sí, sí.

¿Se te ocurren otras diferencias? Sí, las relaciones, por ejemplo. Las relaciones personales son un poco diferentes. Es decir, nosotros los españoles tendemos un poco más a criticar y a meterse en la vida de los demás. Los checos no. Para nada. No criticáis, o por lo menos no tanto como los españoles, y sois mucho más liberales en ese sentido. Si alguien hace algo, pues bien, que lo haga, no importa.

¿Qué crees que podríamos adoptar de la mentalidad española? Esto también es una diferencia. Los españoles somos quizá algo más… cosmopolitas. Es decir, deberíais ser un poco de mente más abierta en algunas cosas. Un checo por ejemplo no puede entender que a alguien no le guste ir a esquiar (se ríe) en la semana blanca, o que no le guste el esquí y estar en una de estas “chata” (cabaña) o “ubytovna” (posada), con olor a humedad y a moqueta durante una semana, todo sudado después de esquiar, no lo puede entender que no sea normal en otros países. O que no le guste ir a una cabaña en medio de la nada donde tienes que hacer tus necesidades en un hoyo, y van a decir que es fantástico porque estás con la naturaleza.

¿Hay algo muy propio de los checos que adoptaste? Sí, yo me he convertido en un checo, no me gusta meterme en la vida de los demás o criticar y me he vuelto en ese sentido como los checos, en alguien más práctico a la hora de reaccionar, o a la hora de solucionar cosas.

¿Un poco pasota? No pasota, sino por ejemplo los españoles, aunque sepas que no se puede hacer nada por lo menos tienes que demostrar o lamentarte que no se puede hacer nada. Mientras que los checos lo aceptáis porque es absurdo lamentarse de algo que no se puede solucionar. Pero también, una cosa que no me gusta en los checos: sois muy resignados. Nosotros quizá somos más luchadores y no nos resignamos fácilmente.

¿Cómo somos como estudiantes de español? Igual que como estudiantes de cualquier otro idioma. Es decir, sois un poco germánicos, muy cuadrados, queréis enseguida descubrir un método, un sistema, tenerlo todo organizado, entenderlo todo, y no hablar hasta que no tenéis la seguridad de que lo vais a hacer correctamente.

¿Tu comida top en Chequia? Me gusta mucho “vepřové koleno” (codillo), me encanta la manera de la que se hace “kachna” (pato) y “svíčková” también me gusta. Lo que más me gusta creo que es el pato con “knedlíky” y col.

Los checos solemos visitar sólo dos sitios en España: las playas – o Barcelona. ¿Cuáles son tus recomendaciones respecto a los sitios? ¿Qué es lo que deberíamos conocer? Primero, lo entiendo, os vais a los sitios turísticos. Igual que si vais a Grecia, no vais a Grecia. Vais al sol, a las playas. Pero, estaría muy bien conocer más sitios, porque la visión que tenéis de España es muy limitada. Entonces, yo recomiendo Madrid y alrededores. Y cuando digo alrededores, es Toledo tirando para abajo y Castilla, Ávila y Segovia tirando para arriba. Y recomiendo sobre todo el norte de España que es la gran desconocida para todos los checos. Porque es algo muy diferente a lo que podéis pensar. Hay playas, el clima no es igual que en el sur, el agua es mucho más fría, pero todos los checos que habéis visitado aquello, os encanta. Porque los checos tenéis algo con la montaña que no sé que es, os encanta la montaña, y el norte tiene montaña, mar, vegetación y muy buena gastronomía. Eso sí, tenéis que ser un poco más abiertos en la gastronomía. Sobre todo, marisco, no estáis acostumbrados y al principio os puede parecer un poco desagradable.

Si tienes que recomendar una comida, ¿cuál es? Pues te va a sorprender, pero una de las mejores comidas para mí, que siempre la disfruto y que la recuerdo es el raxo de Galicia. Raxo es carne de vaca a la plancha, carne gallega, con patatas fritas. Buenísima. Y un vino de Ribeiro, típico gallego.

¿Eres feliz? ¿Quieres quedarte? Hombre, pues si no fuese feliz, tendría que ir al psiquiatra, después de veinte años, ¿no? Sí, soy feliz. No quiero irme, estoy contento. Digamos que para mí la República Checa ya es como mi mujer. Quiero decir, quieres a tu pareja, aunque haya días que quieras matarla. Quiero la República Checa con todas sus virtudes y todos sus defectos.

Gracias. De nada.

Yo, feliz en España

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